La oniricidad de una ingente cantidad de obras literarias demuestra que la literatura es sueño y que los sueños son literatura. Mediante relatos como el de Peter Pan podemos identificar que protagonistas literarios imaginan el mundo ficcional en sus sueños, ya que es Wendy la que sueña y produce todo el universo mágico en el que Peter Pan, Campanilla y Garfio aparecen.
Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carrol también es ejemplo de literatura onírica, pero con influencias de la alucinación y los posibles efectos de las drogas (debido a las setas y otras sustancias alucinógenas que aparecen como referencia en la obra). Se podría establecer una relación directa entre la obra de Lewis Carrol y los videojuegos de Super Mario, todo esto aparece en la tesis: Las proyecciones imaginarias y oníricas como literatura (José Daniel Martínez Navarro).
La literatura del sueño tiene varias vertientes, pues existe el sueño como exculpación (un intento de justificar acontecimientos que no podrían suceder o que no serían permitidos de no ser por el sueño), Dante Alighieri utilizó este motivo para explicar que los sucesos relatados del Infierno (en la Divina Comedia) formaban parte de un simple sueño.
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