La literatura del sueño abarca desde el sueño exculpatorio hasta el sueño premonitorio, prueba de esto son las obras antiguas, desde las de carácter religioso hasta las más actuales. Es destacable el papel del sueño premonitorio en aquellas obras religiosas como La Biblia o, incluso, La Odisea. En La Biblia, a través de los sueños de Nabucodonosor, el personaje Daniel actúa como intérprete de sueños, esto le lleva a ser imprescindible para el rey y a no ser ejecutado bajo pena de muerte.
Otros casos destacables de la literatura del sueño serían los referentes a obras posteriores, como fue la Divina Comedia de Dante Alighieri, el cual justificó toda hazaña impropia de la época bajo el sueño. Dante quedó dormido y, justo entonces, sucedieron los hechos más reprobables de la época.
A día de hoy, la literatura onírica es incluso concebida como un género literario en algunos casos, mas para no hacer de cualquier elemento un nuevo género es necesario estudiar si realmente este tipo de literatura requiere del establecimiento del mismo.